Ecuación resuelta
Todo caduca
Nosotros, como
sociedad, también fuimos felices viviendo en el presente sin tener que
preocuparnos de ningún otro tiempo verbal que hablase de pasados o futuros.
Ahora, más que nunca, quienes vivimos en España nos sentimos españoles, pero
como mal de muchos. La crisis, aquel problema económico del que no conseguimos
levantar cabeza, está resultando ser un sinónimo casi perfecto de paro.
Recortes y más recortes. Promesas electorales incumplidas que merecen
dimisiones. Umbrales de pobreza que disminuyen. Tanto desempleo en el país, que
según la encuesta de población activa (EPA) es de 27,16 puntos porcentuales en
el primer trimestre de 2013, lo que supone 6.202.700 desempleados y un récord
histórico. Dicha cifra no para de crecer y la situación se hace insostenible. Teniendo
en cuenta esto, es comprensible el descontento de la población, así como las
diversas manifestaciones y hasta los ‘escraches’. Debería estar prohibido permitir
que haya gente pasando hambre, más aún en un país que se jacta de no ser
tercermundista. Resulta difícil saber quién tiene la culpa de todo esto, está
claro que las empresas van a hacer siempre lo que más beneficios les vaya a
reportar; el gobierno, actualmente del Partido Popular, está encontrando
dificultades para sacar al país de esta situación y; la crisis, como agente impersonal,
está afectando a todos los países de nuestro entorno, así que podemos suponer que
el problema se debe a una mezcla de los tres agentes. Sería aconsejable, pues, el
plantearse si el problema pudiera tener su raíz en el sistema, ya que se
trataría de otra variable de la ecuación, pero que estaba olvidada. ¿Sería la
solución a este problema un cambio de sistema?